La
imagen objeto de comentario corresponde a una cliserie altitudinal, un gráfico
que representa las variaciones de la vegetación en función de las condiciones
climáticas, teniendo como principal factor la altitud. En este caso la cliserie
está representada sobre un triángulo, apareciendo las cotas de altitud en el
eje de ordenadas, dibujándose los diferentes pisos mediante zonas de diferente
color e indicándose en los lados diagonales las distintas especies. Dichas
especies aparecen indicadas mediante una leyenda, siendo las siguientes: encina
carrasca, rebollo, sabina y matorral de enebro, piorno. Aparecen así mismo
identificadas en la leyenda distintas agrupaciones vegetales: landa y estepa de
montaña. Los símbolos aluden levemente a la tipología de cada especie.
Los
factores que explican esta disposición son en primer lugar y como hemos dicho,
la altitud. Ésta origina el gradiente vertical de temperatura, por el cual la
misma desciende con una media de 0´6º cada 100 metros. La temperatura es uno de
los factores limitantes de crecimiento vegetal, ya que las distintas especies
necesitan unos máximos y unos mínimos determinados. Igualmente la altitud
influye en el volumen de precipitaciones, que aumenta conforme subimos los
pisos, determinando la aparición de especies concretas. Otro factor que influye
en las temperaturas y precipitaciones es la orientación de la montaña, siendo
más húmedas y frías las vertientes de umbría y barlovento. Por último señalar
que estos factores se ven condicionados por las características zonales en las
que aparece la propia montaña, siendo la latitud pues determinante en el
desarrollo de las distintas variedades.
En
la cliserie propuesta podemos observar que existen 5 pisos altitudinales:
• Piso basal o termomediterráneo: de matorral mediterráneo o maquia.
• Piso montano, forestal o mesomediterráneo: de bosque perennifolio mediterráneo o
esclerófilo.
• Piso subalpino o supramediterráneo: de transición desde especies perennifolias a arbustivas
(sabina) pasando por especies marcescente
• Piso alpino u oromediterráneo: con especies arbustivas de altura media.
·
Piso nival o crioromediterráneo: de matorral y estepa de montaña.
A
continuación comentaremos cada piso. En este caso no se hará referencia a la
orientación de la montaña ya que no aparecen diferenciadas ambas laderas.
·
Piso termomediterráneo:
es el piso inferior hasta los 400m y está ocupado por maquia, una formación
arbustiva producto de la aridez y de las temperaturas altas. Está formado por
jara, brezo, lentisco y retama.
·
Piso mesomediterráneo:
aparece hasta los 1200 metros. Está compuesto por el bosque esclerófilo de encinas
carrascas. Sus raíces son muy potentes para a provechar al máximo las
precipitaciones, soportan sin dificultad largos períodos de aridez. El uso de
la encina ha sido: aprovechar la bellota para alimentar el ganado, el carbón
vegetal, el uso de la madera para carpintería. (No viene indicado pero se puede poner: Se desarrolla un sotobosque abundante de
maquia y garriga).
·
Piso supramediterráneo,
hasta los 2000 metros: en este
caso es un piso de transición, con carrascas en la parte inferior, rebollo en
la parte central y sabinas y enebros en la parte baja. El rebollo o melojo es
una especie marcescente que aguanta bien la sequía, soporta las heladas y es
poco longevo. En suelos pobres se encuentra con frecuencia en estado de
arbolillo. Brota abundantemente de raíz, por lo que a veces se forman extensas
zonas de matas o arbustos.
·
Piso oromediterráneo,
hasta los 2700 metros: la mayor altitud provoca un descenso de las
temperaturas que provoca la aparición de especies arbustivas de altura media
como el enebro y la sabina (que es una conífera).
·
Piso crioromediterráneo,
hasta la cima en los 3500 metros (Mulhacén:
3482 metros): aparece una primera zona con especies de tallo bajo como el
piorno. Esta especie se adapta al frío y la nieve con hojas espinosas y formas
almohadilladas. Por encima encontramos la estepa de montaña, con formaciones
herbáceas que crecen durante las estaciones cálidas y plantas rupícolas, como
musgos y líquenes, o endemismos como la violeta de Sierra Nevada.
La
aparición de especies típicas mediterráneas nos sitúa esta cliserie en ésta
zona claramente. La altitud de la montaña, con la aparición de los cinco pisos
altitudinales, y la falta de representación de especies caducifolias nos
permite localizarla en los sistemas béticos, en el sur peninsular, concretamente
en Sierra Nevada.
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