La imagen objeto de comentario es
una pirámide de población, un gráfico que representa la estructura demográfica
por sexo y edad en un momento y lugar concreto. En este caso se trata de la
población española para el año 2015. Se representa con un eje vertical central
donde se sitúa la edad de la población en intervalos de 5 años, desde los 0-4
hasta más de 100 y un doble eje horizontal donde se sitúa el volumen de
población en tanto por ciento.
Por su perfil observamos que es
de tipo urna, caracterizada por el descenso del volumen de población joven (alrededor
del 15% sumando los escalones de 0 a 14 años para hombres y mujeres) y el
aumento de la población anciana (aproximadamente el 19,6 % de la población) siendo
pues una población envejecida. La sex ratio para estos grupos de edad nos dice
que en las edades jóvenes el número de
hombres es algo mayor al de mujeres (8% frente a 7%) debido a causas
biológicas, pero que en la edad anciana esta relación se invierte, habiendo
mayor porcentaje de mujeres que de hombres (10,8% frente 8,8%) debido a la
mayor fortaleza biológica de la mujer, su menor participación directa en
guerras, trabajos menos duros y hábitos más saludables. Los recientes cambios
sociales prevén un equilibrio en la sex ratio de la edad adulta en los próximos
años.
Estos datos nos hablan por tanto de
una natalidad baja, fruto del cambio de mentalidad producido
desde los años 80 (incorporación de la mujer al trabajo, disminución de la influencia religiosa, despenalización y difusión de los
anticonceptivos) a lo que se ha sumado en los últimos años la crisis económica
y el descenso de la inmigración y de la fecundidad de mujeres inmigrantes por
su adaptación al modelo español. Así mismo, observamos una alta esperanza de
vida debido sobre todo a los progresos médicos, con el ya mencionado proceso de
envejecimiento de la población. Se trata
en consecuencia de una pirámide regresiva, puesto que la población tiende a
decrecer, relacionada con un régimen demográfico moderno típico de los países
desarrollados.
El tronco de la pirámide, es
decir, el volumen de población comprendido entre los 15 y los 64 años, presenta
el abultamiento típico del cambio de régimen demográfico de transición al
moderno, acentuado por el baby boom de los años 60 (hombres y mujeres de 45 a
59 años), aunque éste último se encuentra amortiguado por la emigración europea
de los años 60 y principios de los 70. Destaca también los salientes producidos
por la inmigración en edad laboral (sobre todo entre los 35 y los 44 años),
atraídos por una economía industrial y urbana que demanda mano de obra. Otro
saliente a destacar es el de la población nacida a principios del siglo XX, es decir,
la población de entre 5 y 14 años, que presenta un leve aumento respecto a las
generaciones anteriores por el aumento de la natalidad debido a la inmigración.
En cuanto a los entrantes
destacan: la crisis económica del 2008, que provocó un descenso de la natalidad
que podemos observar en la base de la pirámide; el cambio económico y
sociocultutal de los años 80, que provocó el fuerte descenso de la natalidad
antes comentado, y los no nacidos durante la Guerra Civil, aunque este último
entrante es menos señalado debido a que la mortalidad en estas altas edades no
muestra tanto la diferencia con los escalones colindantes.
Con el análisis de estos datos
podemos concluir que la población española del 2015 se caracteriza por el
envejecimiento de la población, lo que provoca la necesidad y la
responsabilidad de invertir en sanidad, pensiones y asistencia social.
Las tendencias de futuro que se prevén
hasta la fecha son las de un progresivo ensanchamiento de la cima y un adelgazamiento
de la base, lo que puede conducir a una pirámide invertida, que hace aún más
apremiante la toma de decisiones políticas que den respuestas a los nuevos
cambios demográficos.
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