Se
trata de un mapa político de la Península Ibérica y las islas Baleares que
muestra la evolución del proceso de repoblación entre los siglos VIII y XIII.
Diferenciamos
seis zonas: dos de ellas sin color (reino Astur y reino de Granada), y cuatro
sombreadas en distintos tonos. Las zonas coloreadas se identifican en la
leyenda con los territorios repoblados según los diferentes sistemas. Aparecen
a su vez el nombre de las principales ciudades.
Los
distintos tipos de repoblación se identifican con el propio proceso de
Reconquista. El primero que encontramos es la presura (llamada aprisio en los reinos orientales), que se lleva a
cabo entre los siglos VIII y X sobre las tierras al Norte del Duero (las
llamadas tierras de nadie). El sistema consistía en la dación de lotes de
tierra (alodios) por parte del rey a campesinos libres, los cuales formaban
aldeas con pastos y bienes comunes. El segundo tipo, que se corresponde con el área
que se extiende entre los valles del Duero y del Tajo, se identifica con la
repoblación concejil, que tiene
lugar entre los siglos XI y XIII. Esta repoblación se organizaba de forma
colectiva en zonas fronterizas, otorgando el rey fueros (privilegios) a sus habitantes para estimular el asentamiento.
La tercera zona se corresponde con las tierras repobladas principalmente por la
Ordenes Militares, desde el Tajo
hasta el Norte de Andalucía, en la primera mitad del siglo XIII. A estas
organizaciones de “monjes” guerreros se les agradeció su participación militar
en la reconquista con grandes lotes de tierra, donde fundaron latifundios, principalmente ganaderos. Por
último, en la segunda mitad del siglo XIII y en la parte central de Andalucía,
en Murcia y en Valencia aparecen los repartimientos,
grandes conjuntos de tierras que incluían las aldeas y los campesinos que las
habitaban, y que son regulados mediante las capitulaciones, documentos por el
cual el señor de las tierras se compromete a respetar las posesiones y
costumbres de sus aldeanos. De esta forma se crearán los grandes latifundios
agrícolas del Sur de España.
Este
mapa nos aporta pues el conocimiento sobre la evolución del asentamiento
cristiano sobre el territorio conquistado a los musulmanes, siendo de vital
importancia su conocimiento pues nos aporta información social y económica a la
vez que la evolución territorial de los reinos cristianos, sirviéndonos para
entender así mismo la caracterización económico-social en épocas posteriores de
los grandes conjuntos territoriales peninsulares.
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